ANTES DEL ABISMO

Cuando la muerte me lleve, ya sea por mi propio acto o por las circunstancias de la vida, no deseo una despedida convencional. No quiero que las flores adornen mi tumba ni que las personas conocidas intenten encontrarle sentido a mi partida. En lugar de eso, deseo ser envuelto en la penumbra más absoluta, sumergido en la oscuridad eterna de un abismo sin fondo.

Mi deseo es que mi despedida sea un espectáculo sombrío y macabro, un baile de sombras en el que los suspiros de los condenados sean la música que me acompañe en mi último adiós. No quiero ser vestido con seda fina ni llevar un traje blanco y limpio, ya que nunca podré lucirlo en el cabaret de los suicidas. Prefiero ser dejado en la desnudez de mi propio abismo, sin pretensiones ni vanidades, para que el mundo vea mi desolación y mi testimonio desgarrador de la angustia que me llevó a tomar el último y más oscuro camino.

Permíteme ser desnudado y hacerte mía una última vez, ya que solo en tus brazos encuentro refugio en este frío y despiadado universo. Quiero perderme en el éxtasis sombrío de nuestro amor prohibido, sumergirme en el abismo de nuestra desesperación mutua. Deseo que nuestras almas se fusionen en un último pacto de desolación, antes de que la muerte nos separe para siempre.

Adelántate a los gusanos, devora mi carne marchita y carcome mi cuerpo hasta que solo queden huesos quebradizos. Quiero sentir el dolor más allá de la vida, la agonía de la descomposición y la putrefacción. Deseo que en tus dientes quede el sabor amargo de mi alma, para que cada vez que sonrías, recuerdes la oscuridad que reside en lo más profundo de mi ser.

No derrames lágrimas por mí, pues no merezco tus lágrimas. En cambio, llénate de rabia y desesperación por haber perdido a alguien tan sombrío y desolado como yo. Piensa en mi último aliento como una liberación, como una escapatoria de este maldito mundo sin sentido y sin esperanza. Permíteme ser olvido, desvanecerme en la memoria de aquellos pocos que me conocieron y convertirme en una sombra más en la noche interminable.

Con el paso del tiempo, sé que mi existencia se borrará de la faz de la tierra, y que ya no quedará rastro alguno de mi efímero paso por este mundo. Sin embargo, mi alma vagará en la oscuridad eterna, buscando respuestas en el abismo sin fondo de la no existencia. Aun en la muerte, seguiré atormentado por la pregunta sin respuesta y por el insondable misterio que yace en el corazón de la existencia humana.

Así, mi despedida se vuelve aún más sombría, más desgarradora y sin esperanza. En este cuento de la muerte, me sumerjo en lo más profundo de la oscuridad, en busca de respuestas que nunca llegarán. Sin embargo, en medio de esa desolación absoluta, encuentro una pequeña chispa de paz al saber que mi viaje hacia la inexistencia no será en vano, que mi efímera existencia habrá dejado una marca indeleble en el universo.